impresiones del crepúsculo

lunes, enero 30, 2006

Soy lo que provocas

Esta frase nació casi de forma fortuita; pero verdaderamente expresa lo que quiero decir. Algunas veces veo en tus ojos el brillo que solo puede ser provocado por una maravilla, y luego desde tus labios se desprende un: Gracias amor. Acto seguido viene mi frase: Soy lo que provocas, sí en mi, acaso existen actos que te maravillen, es por que solo soy el reflejo de la maravilla que eres. Bienvenida a Nosotros.

Mensajes de celular:
"Simplemente TE AMO! Y deseo con el alma gastarme el cuerpo contra el tuyo, que nos crezcan hijos y envejecer amándonos"

"WOW!!! Mi amor. Eros enterró aun más su flecha en mi corazón. Es NOSOTROS sin duda. TE AMO"

Gracias por permitirme reflejar tu inmensa belleza.

lunes, enero 23, 2006

¡Ya es noticia!

sábado, enero 21, 2006

Intento de certeza

Cuando veo tus ojos tan de cerca y puede sentirse tu aliento reventando como ola contra mi cara, mis ojos recorren tu rostro de sur a norte; lo admiro, como se admira un hermoso paisaje o un cuadro profundo, tan lleno de significados. Casi de inmediato los sonidos que no provienen de ti enmudecen, como guardando distancia del suceso único de saberte tan real, y cada vez, el sentimiento se repite en una eterna novedad, un amanecer con un sol nuevo, niño que estira sus dorados rayos en todo el firmamento, todo nuevo como una pincelada que lo cambia todo en ese cuadro profundo.
Pero, cuando nos fundimos en un beso, un beso de esos donde podemos vernos sin ojos, donde nuestros rostros se dibujan en nuestra mente, por los contornos trazados por nuestras lenguas y los labios, el universo entero converge en un cono que termina sobre nosotros, los alrededores se licúan en espirales enormes, los colores se mezclan y el tiempo (en nosotros) se detiene.

En las mañanas me despierta el silencio,
grita tu nombre que gira desde lo hondo de mi ensueño,
te amo en la oscuridad de mis ojos cerrados,
desde mi cama fría y desde los otros objetos.

Amanezco con el alma húmeda,
el cuerpo húmedo como a la orilla de un puerto a donde no llegas,
con todas las naves escondidas tras la niebla.

Te amo desde el mar de sábanas frías donde naufrago,
naufragan mis besos vencidos por el peso de la nueva luz,
y necias las horas pasan lento como peleando con el crepúsculo,
pero la Luna con su orquesta de luces llegará sin duda,
y con ella nuestro encuentro.

Al pie del puerto con la sal entre mis pestañas,
te amo como se ama al cielo encendido,
te busco como el marinero busca tierra cuando esta perdido.

En las mañanas te amo,
desde mi cama y desde mi cuerpo,
con los ojos cerrados y el corazón abierto.

miércoles, enero 11, 2006

León, en sus palabras

Poeta, pintor y diseñador gráfico, apasionado del mar, los días nublados, las mujeres hermosas y las cervezas oscuras. Hábil con el humor negro y el sarcasmo, mal bailarín y buen desempleado.
Se ha desempeñado como director editorial, jefe de arte e ilustrador en distintas revistas y periódicos del estado de Sonora y Sinaloa «La Gaceta, La Letra Escarlata, Migala de Poesía, etc». En 2002 fue reconocido con el primer Premio Nacional de Poesía de la Universidad Autónoma Indígena de México «UAIM», por el poemario «Del Monte y otras bestias» ese mismo año, participa como coautor y coeditor de «Antología de el Dorado» en la ciudad de Los Mochis. Ha participado en talleres de creación y formación poética, impartido talleres de pintura para niños, así como ofrecido talleres de lectura en la penitenciaría y el hospital psiquiátrico de Hemosillo, Son. Actualmente, sigue participando como colaborador en revistas y periódicos del estado. Cree que la fórmula de la juventud eterna y la felicidad absoluta, radica en el extracto de niñez que todos tenemos dentro, dos gotas de asombro y una pizca de inquietud.

«Mar» su más reciente libro, se encuentra en proceso de edición para ser publicado en 2006.
*Este texto fue leído antes de la lectura, en el Primer encuentro de poetas ahomenses. XII-2005.

Dos paises, dos poetas

enamorados de las mujeres, la naturaleza y la buena cerveza.

Después de pasear por la ciudad, observar con detenimiento a los árboles, las personas a nuestro paso, la indeferencia del mundo con los demás; no había saludos, ni sonrisas para los extraños, se las habían guardado. También la tienda de souvenirs estaba cerrada, seguro, era domingo, uno llega a pensar que como a uno le gusta pasear, disfrutar del sol que cae como martillo sobre nosotros, apesar de ser Noviembre, pero no, las personas prefieren la «comodidad» de sus salas de estar, la T.V.,etc. Enrique Silva y yo, nos dimos cuenta de que no importa tanto el nombre del país o el idioma que hablen sus habitantes; sin duda bajo sus ojos hay niños lejos de la sonrisa, adultos que olvidaron su ñiñez en algún cajón de su escritorio, poetas demasiado serios y solemnes (olvidaron la dulzura del viento, el calor de la piel de una mujer)
Pero, Enrique, chileno, yo mexicano, con una distancia de 13 horas en avión entre nuestros hogares, con millares de diferncias, pudimos conciliar en la mesa de un restaurante, beber un par de cervezas oscuras e intercambiar cigarrillos, claro, el tenía sus Marlboro Light; yo, mis Delicados cien por cien mexicanos (no lo deje desarmado, le obsequié unas cajetillas). Me dió gusto conocer a un poeta que comparte la pasión por la simplicidad, la voz primaria y sincera de la poesía.

sábado, enero 07, 2006

Soy amada mía

Se agigantan tras las cortinas las horribles sombras,
no hay Luna,
se ha perdido en la negra hendidura del infinito.

Rechifla bajo la puerta la carcajada del viento,
me dice que la muerte aún me espera,
busco en mi desnudez una historia nueva,
una cicatriz para entretener al insomnio,
para que no se duerma.

No hay en mí aventuras dignas de narrarse,
solo soy un naufrago de los autobuses,
un peatón ciego en una calle interminable.

La ciudad me ha abandonado,
Me ha dejado solo
en la minúscula partícula de mi cuarto;
no hay rincón para esconderme de mi sombra,
y me aborrezco.

No he aprendido a caminar
sobre la escalera de gusanos
que lleva al penthouse de la sonrisa.

No basta la inteligencia de los hombres,
no entienden mi odio por mí,
por la pregunta primitiva de la infancia olvidada
no hay rincón para esconderme de mi sombra,
no hay suficiente estupidez para conformarme.

La tristeza me ha espesado la sangre,
es por eso que sanan rápido mis heridas.

¡Oh! Ciudad abandonada,
no hay Luna,
el terror me cierra los ojos
y las estrellas s disuelven
tras la tela de mis párpados.

Estamos solos,
mi sombra me espera debajo de la cama.

¿No le has contado a la noche
que le tememos a los inmóviles objetos,
esos seres sin gesto que llenan todo espacio,
compañeros de este frasco al que pertenecemos?

¿No basta con la luz
que afanosamente busca extinguirse
dentro de la lámpara?
No, no hay rincón para esconderme de mi sombra,
no hay lugar para nosotros ciudad,
bajo este cielo sin relámpagos,
me alejo del espejo alargo la mirada
y escupo:

¡Tú muerte! Que acaricias mi cabeza para que duerma,
que aleja de mis ojos los cabellos,
para que nada evite que me vea
sólo y en silencio.

Soy el hombre que se odia,
el que en su cuerpo nace y muere cada mañana,
¡Muerte! Esta vez guarda tú el silencio en el bolsillo,
aleja de mi tus blancas falanges,
observa como danzan hadas sobre mi frente.

No, no hay lugar para esconderme de mí,
Sombra.

No hay caminos que conduzcan a la nación de tu cuerpo amada mía,
pues tu cuerpo es todo cuanto habito,
no vengas más insomnio y que el infinito
se guarde a la Luna en las entrañas.

A la luz de sus ojos
toda sombra es mutilada.

Que caiga negra noche de tu pelo
sobre mi pecho cada madrugada,
manos delgadas que ven mis heridas transparentes,
agua que me lava baja por tus muslos,

de tu boca emerge la cantiga del amor
de la esperanza.

Arráncame amada mía, lleva mis raíces a tu tierra,
escribiré con aguamiel sobre tu piel
nuevos naufragios y en mi corazón
florecerán nuevas cicatrices.

Arráncame amada mía de mi cuerpo abandonado,
llevate mi alma remendada,
soy de tí y por tí escribo,
por tu cuerpo de tierra sana
tiemblan en mí todas las sombras.

Soy amada mía
de nuevo el que no duerme junto al insomnio,
el que camina un calle interminable de tu mano,
y bajo la luz de tus ojos que guradan todas las constelaciones,
estoy triste, por que no hay razón para ser olvidado.

He tomado el acensor de tus dedos al penthouse de la sonrisa,
declaro que no soy mas extrangero del país de tus brazos,
que la muerte venga y que las sombras crezcan,
soy hijo del relámpago, dueño de mi odio,
¡Amo y señor de los corceles que conducen mi vida!

Único habitante de tu isla.

Instrumento exacto del amor,
carnada de la bestia que me habita el pecho,
poseo la fruta de tus labios,
el cántaro para resguardar el agua que se desprende de tu sexo,
la medida justa el temblor preciso en tu vientre,
poseo el lenguaje que hará florecer las rocas a tu paso.

Soy quien te ama,
el que hoy abandona la ciudad, el desterrado.

Soy amada mía,
el de la armadura gastada, el agotado,
el que daría cada célula, el dispuesto a camirnar
de labios los rincones de tu cuerpo,
dispuesto a destrozarme la lengua contra tus caderas
y mi voz contra tu oido.

Soy amada mia:
Hombre, fuego, bestia y miedo.

lunes, enero 02, 2006

La Primera Cita


Acá, acudimos a la boda de una de una de sus alumnas, fué la primera vez que salimos, se veía fabulosa en su vestido verde. Diciembre 2 de 2005.

My Green Fairy